BAJO LA LLUVIA
Se fueron caminando bajo la lluvia sin
prisa. No llevaban paraguas y no les importó. Les gustaba sentir como las finas
gotas se estrellaban contra sus caras, resbalaban por sus cabellos, llegaban a
los hombros y calaban su ropa.
París era así.
De esta manera, cogidos de la mano y con una
risa nerviosa, atravesaron despacio el Pont de l´Alma, sintiendo de vez en
cuando, como los miraban al pasar, como si estuvieran locos.
Realmente no hacía frío, no obstante una
mujer mayor les recriminó que se estuvieran empapando y les auguró una buena
pulmonía para el día siguiente. Ellos continuaron riendo, sin prestar atención,
más que a ellos mismos, a su felicidad recién recobrada, a su reencuentro
después de tanto tiempo esperándolo. Hacía diez años que se perdieron el uno
del otro y ahora la vida les juntaba de nuevo, dándoles una nueva oportunidad,
y esta vez, que no la pensaban desperdiciar y ya nada ni nadie les volvería a
separar.
La lluvia siempre había sido su aliada. Bajo
ella se besaron por primera vez, cuando eran casi unos niños.
Concha Ríos
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